ESCRITOS AJENOS
CURACION
VS SANACION
Como la gran mayoría de la gente no hace distinción entre la Curación y la
Sanación, es bueno explicar la diferencia, la que consiste en la
cooperación o la falta de ella. Una persona puede iniciar la Curación de
alguien por medio de masajes o drogas; el paciente, en cualquiera de estos
casos es pasivo, como el barro que es moldeado por el artesano. No hay dudas de
que bajo este tratamiento los problemas pueden desaparecer y la persona logre
ponerse bien, pero esto constituye tan solo un alivio temporal.
El paciente no ha recibido la apreciación adecuada de la causa subyacente de su
dolencia; no comprende que la enfermedad ha sido una consecuencia de haber
violado las Leyes de la Naturaleza, siendo muy posible que vuelva a incurrir en
los mismos actos, con el resultado de que sus dolencias retornen nuevamente.
Una “Curación” es un proceso físico. La “Sanación” es radicalmente diferente.;
en ella se requiere la cooperación tanto física como espiritual del paciente
con el curador.
Para aclarar esto, lo mejor es visualizar la vida y el trabajo de nuestro Gran
Líder, el Señor Cristo Jesús. Cuando la gente venía a El para ser sanada, no
esperaban un tratamiento físico, sino que sabían que el alivio provendría a
través del poder del Espíritu. Tenían una confianza ilimitada en El y el que
esto fuera esencial, lo vemos en los incidentes que aparecen en el Capítulo
XIII de Mateo donde se dice que El (el Cristo) fue con la gente con la que
Jesús, el dueño original del cuerpo, había estado en los años de mocedad.
Ellos tan solo vieron al hombre exterior: ¿No es este Jesús, el hijo de José?;
¿No están sus hermanos con nosotros?, etc. Ellos creían que nada bueno podría
salir de Nazaret y de acuerdo con su fe fueron los milagros recibidos. Leemos
que “No hizo grandes cosas allí debido a su falta de fe”.
Pero la fe sin obras es cosa muerta y en cada caso cuando Cristo Sanó a
alguien, esta persona tenía que hacer algo. Tenía que cooperar activamente con
el Gran Sanador antes de que se produjera su sanación. El decía: “Extiende tu
mano” y cuando la persona lo hacía desaparecía el mal; a otro; “Toma tu lecho y
anda” y cuando lo hacía, sanaba; al ciego; “Ve y lávate en el pozo de Siloan”;
al leproso, “Muéstrate a los sacerdotes y ofréceles tus presentes”, etc
En cada caso había una cooperación activa de parte de quien quería ser sanado,
lo que ayudaba al sanador. Esos eran simples requerimientos, pero que debían
ser cumplidos, así el espíritu de obediencia podía ayudar en la labor del
sanador.
Cuando Naaman vino a Elías y pensó que este profeta iba a aparecer con un gran
espectáculo de magia y ceremonias para limpiar las llagas del leproso, se
sintió grandemente decepcionado.. Y cuando el profeta le dijo “Ve y lávate
siete veces en el rio Jordán” se desesperó a tal punto que exclamó, ¿Acaso no tenemos
grandes ríos en Asiria y por qué debo ir a lavarme en el Jordán? ¡Qué
tontería!.
A él le faltaba el espíritu de sumisión que es absolutamente necesario a fin de
que la sanación pueda ser llevada a cabo, siendo factible señalar que si no se
actúa, no se recibe la Curación de su mal. Ni tampoco aquellos que fueron
sanados por el Cristo, no hubieran sanado a menos que hubieran obedecido y
hecho lo que se les pidió.
Esta es una Ley Natural que es absolutamente segura. Es la desobediencia la que
produce la enfermedad. La obediencia, no importa que ello envuelva
el bañarse en el Jordán o extender la mano, muestra un cambio
de mentalidad, por lo que el hombre se encuentra, por lo tanto, en posición de
recibir el bálsamo para la Sanación.-
FRATERNIDAD
ROSACRUZ MAX HEINDEL
Colombres
2113 – Bº Lomas de san Martín
5.008 –
Córdoba – Argentina
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