CONVERSANDO CON MAESTROS
Algunas personas reciben la calificación de maestro, no hablo de aquellos que enseñan en los colegios, sino de aquellos que enseñan en la vida. Conozco a algunos de ellos y siempre es un placer hablar, intercambiar opiniones y sobre todo, oírles.
Sus consejos, sus palabras y su experiencia llenan el tiempo en que les oigo y sus palabras quitan el polvo y la telaraña que el día a día cubre mi mente, el corazón y los ojos, haciendo que vaya perdiendo la dirección correcta en mi vida.
Aunque diga que me llena de satisfacción oírles, realmente muchos de sus consejos hieren mi orgullo y mi personalidad, así que tardo un tiempo en asimilar sus consejos y así es como , muchas veces, me enojo, para luego con el tiempo aceptar que tienen razón y no hay manera de escapar de la realidad.
La realidad no es dura, solo que no tiene remedio. Hay que aceptarla.
A veces los consejos son difíciles de cumplir, tales como: No juzgues, piensa amorosamente, llena tu vida de los mejores pensamientos, consejos hermosos y que se que debo cumplirlos como pueda, si es que pienso aprovechar la oportunidad que me da.
Sé que puedo hacerlo, es cuestión de me ponga las pilas y empiece a trabajar en ello.
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