EL MALTRATO ANIMAL Estar de vacaciones es no ir a la oficina, no así dejar de hacer cosas. Eso es algo que le da alegría a mi día a día. Me resulta imposible estar quieto o hacer algo que me haga sentir desperdiciando el tiempo, Así que en mis días libres no me defino entre sentarme o caminar, pasearme o quedarme en casa, limpiar o haraganear. ¡No importa hago de todo un poco! Hoy me toco en suerte llevar a la nueva miembro de la familia al veterinario. Una gata siamesa de pocos meses, que se instaló en la casa y en los corazones de la familia. Salvo con los perros a quienes debió domesticarlos primero. Confieso que nunca tuve gatos. Era mi primera vez, preparé la libreta de vacunas y tomé al gato en mis brazos. Craso error. Al salir al frente de la casa, la gata se puso histérica, me araño los brazos, el cuerpo y las manos. Bicho pequeño, pero porfiado. Tuve que volver a casa para encontrar una solución. Se me ocurrió que podría tomarla con una toalla. Pensando mejo